IMPERMANENCE INterVention 1992-1994








GORKA DE DUO










Fábrica desmantelada de la Papelera del Pilar y Levante

Es indudable que son varios los hechos por los que desde un primer momento llama la atención de una manera poderosa el trabajo llevado a cabo recientemente por Gorka de Duo. Por un lado, el mismo destaca por el inhabitual medio utilizado por el artista para realizar su intervención: una abandonada industria papelera situada en los arrabales de una Valencia portuaria dominada por determinados segmentos marginales de población. Por otro lado, éste se distingue asimismo por el propio carácter de la exposición, una exposición -a la que únicamente se puede tener acceso de una manera restringida- que se halla concebida simultáneamente como itinerario iniciático y recorrido simbólico en torno a conceptos como los de decadencia, decrepitud y/o transformación.
Tomando como referencia un trabajo fotográfico que recoge desde unas vertiente poética el mágico e irreal universo que destila la novela de García Márquez Cien años de soledad, Gorka Duo articula una reflexión que se sustenta en la romántica fascinación que la contemporaneidad siente -hoy más que nunca- por todos aquellos vestigios de nuestro cercano pasado industrial. En este sentido, resulta conveniente tener presente el hecho de que la actual referencia a este período nos muestra -desde la propia nostalgia que suscita la memoria de un tiempo no vivido- el esplendor de una cultura ya abolida en la que nociones como las de progreso, crecimiento o futuro resultaban aparentemente liberadoras. Desde esta perspectiva, tanto las fábricas olvidadas y en desuso, como las maquinarias carentes de función alguna o los restos arquitectónicos de un progreso que ha devenido pesadilla, integran los motivos de un discurso a través del cual el viejo concepto de ruina romántica adquiere una nueva interpretación. Es, por dicho motivo, por lo que en la añoranza y en la desposesión sustentamos nuestra visión del mundo moderno, de ahí que Gorka Duo busque en la presente exposición (curiosamente titulada Impermanencia) no sólo la poética de la caducidad, sino también la belleza de lo incompleto y monstruoso.

Laboratorio desmantelado fabrica de papel. 1994.

En este sentido, el trayecto o, mejor aún, el peregrinaje (y recuérdese que estamos utilizando ambos términos en un sentido textual y no metafórico) que el artista nos propone y por el que personalmente nos guía (la obra se diluye, pues, en una propuesta en la que interviene tanto la fotografía y el espacio, como el tiempo y el desplazamiento), este trayecto, repetimos, actúa como soterrada vía de conocimiento, una perversa vía, no obstante, por medio de la cual se nos intenta reconstruir de una manera invertida el camino del saber. La meta a conquistar no es, por consiguiente, el conocimiento sino la perdición y el extravío, un extravío que, tal y como apunta José Jiménez y recuerda Gorka Duo, "no tiene, pues, un alcance meramente espacial, sino que hay que entenderlo en un sentido mental y emotivo, antropológico".

☜↩ Los días de los poetas han acabado...
hoy duermo 3. 1992.



E
s por este hecho por lo que aquello que entra en juego a lo largo de todo este itinerario salpicado de pequeños altares fotográficos que, transmutados en piezas (hasta un total de quince), se encuentran vinculados a un innombrable rito y a una desconocida y blasfema monstruosidad, es algo más que una mera percepción alucinada. El espejismo que subyace en todas nuestras vidas se basa en las certidumbres adquiridas (la principal de ellas la de nuestra propia e intransferible personalidad), de ahí que sea cometido del artista no sólo poner al desnudo este hecho sino, fundamentalmente, mostrar el carácter espiritualizador y antiformalista que, en verdad, debe insuflar todo trabajo artístico. Siguiendo, por ello, una tradición que se remonta a la etapa medieval y que se desarrolla en el trágico romanticismo del norte europeo y, con posterioridad, en el simbolismo, Gorka Duo plantea la obra como experiencia interior a la par que concibe la estética como sacudida iluminadora.
No es azaroso, por lo tanto, que desde la ensimismada y repetitiva música utilizada en la intervención (un canto sagrado perteneciente a una oración tántrica), hasta el propio uso del incienso que a lo largo de todo el itinerario va sutilmente esparciéndose por el destartalado y sobrecogedor espacio de la fábrica abandonada, se contribuya a crear esa atmósfera mística y, a la par, errante en la que se intenta escenográficamente sumirnos desde un principio.


Calderas desmanteladas. Instalación. 1994

La realidad deviene, pues, ruina y su desmoronamiento se transmuta en una experiencia fugaz e irrepetible. La obra, a su vez, escapa a la imagen y la misma se transforma en espejo vacío, un espejo que, al igual que sucede con el zen, cuando lo observamos no refleja absolutamente nada. Es a dicho vacío, por consiguiente, al que Gorka de Duo nos empuja. El resultado es siempre una ilusión (maya) que nos impide reconocer el shunyatá, es decir, la vacuidad de todas las cosas, una vacuidad que obviamente incluye también cualquier tipo de deleite estético. Y es que en este sentido, no hay que olvidar que pese a que el arte nos hable de la belleza o del horror, estas ideas pronuncian el discurso de lo impermanente aunque, como nos recuerda el propio artista, "no hay lugar alguno / que no te vea".

David Pérez




Ꮚ Sin título. Detalle instalación. 1994.

Transidos. 1992


© Del texto David Pérez. Publicado en la revista Lapiz nº104
© Fotografías Gorka de Duo. VEGAP. 1992

Diversos tamaños.
various sizes
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